miércoles, 30 de noviembre de 2011

La puerta de las fuentes. Parte #1.
de Maria Esther Hernandez Molinares, el miércoles, 30 de noviembre de 2011, 13:25
Fuentes de agua: Un manantial, surgencia o naciente es una fuente natural de agua que brota de la tierra o entre las rocas. Puede ser permanente o temporal. Se origina en la filtración de agua, de lluvia o de nieve, que penetra en un área y emerge en otra de menor altitud, donde el agua no está confinada en un conducto impermeable. Descripción web.
“Si alguno tiene sed, venga a mi y beba. El que cree en mi, como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” San Juan 7: 37 y 38.
La referencia dice que Jesús hablaba del espíritu que habríamos de recibir lo que creyésemos en el, sabemos de las parábolas y esta puerta de las fuentes, describen la boca como puerta y las fuentes de aguas, son las palabras que fluyen del espíritu.
Hemos encontrado muchas referencias acerca de las aguas, y hemos visto que se han convertido en amargas, (Mara) y estas aguas a través del pastoreo de Jesucristo son convertidas en fuentes de agua viva. (Apo 7: 17) y ahora podemos compartir esta enseñanza que nos dio el Señor, por orden de el, para que restauremos esta puerta que está ocasionando cosas terribles para todos, cielos y tierra son perjudicados por esta fuente.
“Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” San 3: 6.
Y hemos ignorado hasta ahora el poder de la lengua y estamos cometiendo terribles errores, y la palabra de Dios denuncia estos errores en los hijos, de nosotros es la mancha (Deu 32: 5) y es aquí donde verdaderamente hemos fallado, dando ocasión de grieta que amenaza ruina.
“Enemigo descubierto, es enemigo vencido”, esta palabra la dio el Señor después de una gran tribulación que tuvimos a raíz de un pacto que el Señor nos entregó, sabemos que hasta ahora, muchos ministerios han surgido, y estos ministerios son división de Gobierno, autoridad de reino, y hemos traspasado una ordenanza del Señor, y esta escrito que cualquiera que infringiere uno de estos pequeños mandamientos, y así enseñare, será llamado pequeño en el reino de los cielos, y el ministerio es puesto como sal, y esta sal es la que ha contaminado en vez de traer sanidad, salvación ha desatado espíritus inmundos que atan, que causan males sobre todo lo creado.
“Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca” Ex 23: 13.
¿Qué estamos exaltando, engrandeciendo, atribuyéndole poder, honra a dioses ajenos? ¿Por qué hay ministros de Dios usando la palabra para poner el testimonio de poder y autoridad de circunstancias ajenas a Dios? ¿Por qué hemos atribuido poder, hemos quemado incienso a dioses ajenos? ¿Qué hacemos cuando invocamos al demonio, reconociendo públicamente que tiene poder, autoridad sobre todo cuanto acontece?
“¡Como caíste del cielo, oh lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tu que debilitabas a las naciones. Tu que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte” Isaías 14: 12 y 13.
¿Cuántos ministerios exaltan, engrandecen al enemigo de tal forma que no predican de Dios y su poder infinito sino mas atribuyen todas las desgracias al poder de un supuesto enemigo? esta enseñanza es delicada, pero es necesario para nosotros los edificadores de la muralla o fortaleza, entender porque hasta ahora estamos en ruindad, hemos hecho cosas abominables delante de nuestro poderoso Dios.
“Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos mas en oprobio” Neh 2: 17.
Es terrible el desconocer las consecuencias que atraemos sobre cielos y tierra, sobre nuestros semejantes al infringir una ordenanza escrita en este gran libro de la ley, leamos esta enseñanza:
“Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en el moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; Por cuanto me dejaron a mi, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará” 2 Rey 22: 16 y 17.
Y nosotros esto hemos hecho, en virtud de reconocer, engrandecer, exaltar, maximizar el poder infinito del Espíritu, hemos permitido que el testimonio del enemigo esté a la par del poder único, sobrenatural y restaurador del Señor, creador de todo cuanto existe.
“Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos” Lev 20: 26 y 27.
Y Samuel describe la rebelión como pecado de adivinación (1 Sam 15: 23), hemos malinterpretado la ley de Dios, y por eso no hay enseñanzas que guíen al pueblo a fuentes de aguas vivas que sirven para traer sanidad, libertad y redención a las multitudes, a cielos y tierra. (Eze 47: 7 y 8, 12)
Causa horror escuchar a grandes varones y mujeres de Dios, usar la oración (Incienso) con fuegos extraños, sacrificando a los demonios, invocando espíritus malignos sobre las congregaciones. (Lev 17: 5 al 7) hemos hecho de la misma manera que Coré, Datan, juntamente con 250 varones mas, siendo príncipes, (principales) ofrecieron incienso (Oración) extraña a Jehová y la tierra se los tragó. (Num 16) ¿Desconocemos la acción de gracia y el sacrificio de alabanza? Lev 22: 21 y 29) (Num 18: 7 y 8)
Testimonios como Job: varón piadoso y justo que a pesar de todo cuanto le aconteció, adoró a Dios y no pecó, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.(Job 1: 22), testimonios de reyes, sacerdotes, profetas escritos como prueba para nosotros, enseñan de hombres y mujeres valientes que cumplían con la ley, sacrificando alabanzas, adoración al Creador único, Jehová de los ejércitos, de ninguna manera hemos leído de cobardes, pusilánimes que heredarían el Reino de Dios, echándole la culpas a circunstancias, ídolos, dioses, no reconociendo que todo cuanto acontece es porque así mismo lo ha permitido el creador para al final entregar el reino a los fieles, valientes, que nunca doblaron sus rodillas ante ídolos, ante las circunstancias, gente valiente y decidida a sacrificar en todo tiempo alabanzas al Rey de Israel.

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