por mi fe no pereceré.
a.- Por su fe Rahab no pereció:
“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz” (Hebreos 11:31).
b.- Por sus obras fue justificada:
Santiago al hablar de la fe sin obras compra a Abraham con Rahab y dice: “¿No fue justificado por las obras Abraham cuando ofreció a su hijo Isaac? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? … Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino. Porque como el cuerpo sin espíritu está muestro, así también la fe sin obras está muerta”. (Santiago 2:21-26).
QUE FUE LO QUE MOTIVO A SALMON TOMARLA COMO ESPOSA
Habían pasado cuarenta años desde que los israelitas salieron de Egipto, toda la generación que murmuro contra Dios pereció en el desierto y solamente sus hijos y nietos conjuntamente con Josué y Caleb sobrevivieron. Se había promulgado las Leyes de Moisés tocante a la Santidad de Dios (los Diez Mandamientos), las leyes morales y de culto a Dios.
Aunque Rahab era una ramera, su fe y sus obras, fue la garantía para preservar la vida de ella y de sus familiares . Cuando los muros de Jericó cayeron Josué dijo: “Entrad en la casa de la muj4er ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis. Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel ” (Josué 6:22-23) y habitó Rahab entre los israelitas, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó (Josué 6:25)
Su fe y sus obras, fue la que la hicieron digna de ser aceptada dentro de Israel, ella reconoció al Dios de Israel como su Dios, ella ahora tenía un nuevo comienzo: una nueva nación, una nueva vida bajo el amparo de Dios. Pero y qué de su vida pasada, era Rahab la ramera, ¿Podía alguien poner sus ojos en ella para tomarla como esposa? ¿No era virgen? ¿Era extranjera?…
Era probable que al ser incorporada a Israel conocía lo que la Ley de Moisés decía – su futuro bajo esta ley no era nada prometedor para poder casarse y tener hijos.
Pero así como Dios miró en el corazón de esta mujer – su fe y sus obras – también hubo un hombre llamado Salmón que vio en ella las mismas cualidades que Dios vio. No le importo lo que la Ley decía, lo que la gente decía, lo que su pasado decía, él sencillamente valoro su fe y sus obras – delante de Dios esta mujer había alcanzado justicia, sus muchos pecados habían sido perdonados, ahora ella comenzaba una nueva vida bajo el cuidado de Dios.
Salmón la tomo como esposa, su fe y sus obras le hacían digna, valiosa, de alta estima a sus ojos y la honro como mujer: haciéndola su esposa. Salmón tomó a la esposa que Dios había preparado para él y con ella aseguro la descendencia del cual provenía el Mesías: Jesús, nuestro Salvador.
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Esta mujer fue incorporada a la genealogía de Jesucristo : “Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendro de Rut a Obed, y Obed a Isaí, Isaía engendró al rey David…” (Mateo 1:5-6). Rahab es la segunda mujer mas cita en el Nuevo Testamento después de Sara la esposa de Abraham.
Así que cualquiera haya sido tu pasado, en Dios tienes nuevos comienzos, 2 Corintios 5:17 dice:“De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es: LAS COSAS VIEJAS PASARON; TODAS SON HECHAS NUEVAS”.
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